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viernes, 16 de julio de 2010

Religión de la Tierra

Publicado en la revista Año Cero. Año XX. Nº 08-229
En España, miles de personas profesan actualmente alguna de las creencias que conforman el denominado paganismo, una religión basada en el culto a la naturaleza y el lugar que el ser humano ocupa en la misma.
Pero aunque cada vez sean mas numerosos y estén mejor organizados, no hay un censo oficial sobre cuantos y quienes son sus seguidores, fomentando el gran desconocimiento y recelo existentes sobre estos paganos del S. XXI.
El “pagano rinde honor a la divinidad en todos sus aspectos: femeninos y masculinos, como parte de un todo. Cada hombre y cada mujer es, para el pagano, un ser único y bello”.
Quien así habla es Dragón Azabache, un a de las miles de personas que actualmente profesan el paganismo como su religión personal.
Un término desconocido para la inmensa mayoría y que evoca reminiscencias de un pasado lejano, aunque su verdadero mensaje es muy simple, como asegura Azabache: “la necesidad de creer en lo sagrado de todas las cosas”.
Y es que el paganismo, como tal, no es sino el conjunto de creencias que profesaban los antiguos pueblos antes de que el cristianismo se convirtiera en la religión oficial del Imperio Romano, implantándose en toda Europa y relegando al olvido a quienes adoraban al viento y a la lluvia, a la noche y al día, a los astros y a las estaciones. Creencias que tenían como punto común venerar a la naturaleza, pero que diferían bastante entre sí, según la región que se visitara.
Como estos seguidores eran principalmente campesinos, de las urbes se les llamó despectivamente paganus, palabra que deriva de pagus, cuyo significado litera es “campo”, pero que con el tiempo pasó a designar a la “gente sin Dios”.
Si bien el término es aceptado hoy día como válido por los propios aludidos, en sentido estricto no hace honor a quienes ven n dios o una diosa en cada cosa bella que les rodea.
Templo Planetario
Pero, ¿Cómo se describen los paganos a sí mismos?
José Luis Nuag es seguidor de esta religión desde hace más de 25 años y miembro de la orden druida sendero verde.
Para él, el paganismo es “el conjunto de creencias basadas en los ciclos de la naturaleza, del cosmos, del todo”, y se presenta a así mismo como alguien que “agradece a los elementos la suerte de estar aquí, entre la humanidad y todo lo que vive”.
De parecida opinión son el matrimonio formado por Verónica Bravo y Manuel Sánchez.
Su participación en éste gira en un sentido cultural, rescatando del pasado antiguas creencias y tradiciones paganas para evitar su desaparición.
Para ellos el paganismo es un sentimiento “que se tiene en el mismo momento en el que haces, cuando sientes un interés especial por todo lo que te rodea”.
“Tener un templo como un planeta de grane, sin muros, donde cualquier piedra puede convertirse en un altar y cualquier canto de pájaros en un himno a la divinidad”, así describe Verónica su sentir.
Además, sentencian que el pagano es “la persona que vive en armonía con su entorno, que lo observa, no protege y lo venera”.
Al ser consciente de que muchas personas podrán identificarse con este pensamiento al leerlo, Verónica Bravo se adelanta y asegura que “hay mucha gente que, sin conocer el término y sin la necesidad de venerar a ningún Dios, es verdaderamente pagana”.
Sin embargo, aunque ellos lo tengan muy claro, la sociedad mantiene un gran desconocimiento sobre el término, como comenta Manuel Sánchez, asegurando que “la falta de información ha provocado que se asocie este ámbito con el esoterismo, cuando no tienen nada que ver”.
Y prosigue: “También hay quienes piensan que los paganos adoran a Dioses con cuernos y, por lo tanto, a Satanás. Y aunque se les represente así por ser dioses de la naturaleza, ésa es otra idea falsa”.
La religión de la Tierra
Otro posible error es confundir paganismo con el actual movimiento ecologista, porque aunque ambos fijan al amor y la defensa de la naturaleza como eje central de su pensamiento, el segundo carece de ese marcado carácter espiritual presente en el primero.
Precisamente, para aportar mas información sobre esta realidad, surgió en 1971 la Pagan Federation Internacional (PFI), fundación con sede en la Haya (Holanda).
Sus integrantes intentan, entre otros objetivos, defender el paganismo y sus diferentes tradiciones, ofreciendo a la sociedad información veraz e incentivado la comunicación entre sus miembros.
La PFI posee una delegación en España.
Concebida como asociación cultural confesional, su secretaria de organización es Aitziber Conesa.
Para ella, el paganismo podría definirse como “una religión de la tierra”.
“Nuestras festividades y cultura están íntimamente ligada a los ciclos naturales, especialmente a las cosechas, a los períodos de celo de los animales u a las fases del sol y la luna”, dice.
Esto es así porque, en la antigüedad, la gente dependía en tal extremo de la tierra para sobrevivir, que fueron creando una serie de rituales para pedir, al cielo, la lluvia con la que regar sus campos; al sol, el calor con el que germinar las semillas, etc.
Sus dioses eran los elementos, el planeta en sí mismo, por se este a fuente de todo sustento.
Pensamiento recogido hoy por los nuevos paganos.
Es por ello cuando se produce alguno de estos sucesos relevantes, como un solsticio o el momento de la recolección, la mayoría de ellos desarrolla sus rituales y oraciones, perpetuando un sentimiento transmitido durante generaciones y que únicamente la imposición del cristianismo durante generaciones y que únicamente la imposición del cristianismo estuvo a punto de hacerlo desaparecer para siempre.
Estos rituales y festividades no son los mimos entonos los lugares del plantea, tampoco en España, donde cada región desarrolló sus propias estructuras y creencias.
Por ello, uno de los objetivos de los paganos es rescatar del olvido esa tradiciones autóctonas, como es el caso ya comentado de Verónica Bravo y Manuel Sánchez fundadores de la Asociación Cultural par ale Estudio de las antiguas Tradiciones A.C. Ave Fénix de Madrid.
No es la única entidad de éste tipo, en Euskadi encontramos a Sorginkoba, asociación cuyos integrantes se han unido para redescubrir “las creencias de nuestros Dioses Vascos”.
Pero lo mas importante es que, una vez han sido rescatados, esas tradiciones son asumidas por algunos paganos como propias, desarrollándolas tal y como se supone se hacía antaño o con leves variaciones y añadidos.
A este respecto, Verónica Bravo pone un ejemplo: el equinoccio de primavera o fiesta de la fertilidad.
Un momento venerado por significar “el comienzo de un ciclo nuevo en el que el mundo revive y la fuerza fluye dormida en el silencio del invierno”.
Una festividad que se celebra para “solicitar a las fuerzas de la naturaleza que los campos den buenas cosechas y que el ganado sea sano, entre otras cosas”, comenta Manuel Sánchez.
El equinoccio de primavera es una de las celebraciones más importantes entre los paganos, junto a los solsticios y otras fiestas intermedias, “lo que generalmente suele conocerse como la rueda del año”, explica Aitziber Conesa.
Para festejarlas se eligen lugares localizados en pleno monte, lejos de la civilización
Cada grupo o persona posee los suyos preferidos, aunque esto tampoco es muy importante.
Y es yací donde se realizan sus oraciones, mensajes de gratitud o peticiones hacia la madre tierra o los elementos en los días señalados.
Pueden hacerlo en grupo o en solitario, sin ser imprescindible la presencia de un número mínimo de seguidores.
Como tampoco lo es el empleo de vestimentas o de objetos sofisticados.
Un atractivo estilo de vida
Y como en todas las religiones, la creencia en el paganismo no se demuestra únicamente en festividades y momentos señalados, sino en el día a día, porque como afirma Jose Luis Nuag, “es un sentimiento constante de libertad en el respeto a todo, en el amor hacia todo lo que vive”.
“Debemos hacer resurgir ese espíritu de respeto hacia la naturaleza y sus cielos, como hijos del sol que somos”, sentencia.
Para Verónica Bravo, ese trabajo constante e torno al paganismo le hace apreciar a todas horas “lo que tenemos en este planeta, agradeciendo el dolor que sale cada mañana, el bienestar que me genera su calor o conocimiento las propiedades de las plantas y los minerales para saber utilizarlas con respeto”.
“Es una forma de vida, un sentimiento, un percibir, un sentir-…”, afirma un pensativo Manuel Sánchez.
El paganismo como tal comenzó a resurgir a finales del s. XIX, en la época del romanticismo, pero no sería hasta bien entradas el s. XX cuando se formarían grupos de relieve basados en la Wicca o el druidismo.
A éste tardío renacer ha contribuido que “los paganos no hacen proselitismo de sus creencias, porque ninguna religión pagana pretende ser un culto mayoritario”, subraya Conesa.
Así, la mayoría de quienes se interesan por éste mundo deben buscar por sí los mismos grupos o personas que les asesoren o transmitan sus conocimientos.
Como José Luis Nuag, quien aprendió de una orden Bretona y de una guía “humanísticamente excepcional”.
Otros lo han ido conociendo desde niños, gracias a sus propios familiares, como fue el caso de Verónica Bravo y Manuel Sánchez.
Ambos crecieron observando cómo sus abuelos derramaban en la tierra parte del vino que ellos mismos hacían, para dar gracias a la cosecha, mientras sus abuelas les cosían “saquitos con determinadas hierbas para protegernos y no tener pesadillas al dormir”.
Incremento de seguidores
Lo que todavía no sabemos a ciencia cierta es cuanta gente profesa esta religión en España.
Y se desconoce porqué, aunque el paganismo sí está reconocido por el Estado, no se le tiene en cuenta a nivel estadístico.
“Las encuestas sobre tendencia religiosa del CIS no lo contemplan como una opción a escoger”, argumenta la secretaria de PFI España.
Y añade que, al no haberse inscrito muchos grupos paganos como asociaciones religiosas, “resulta aún más difícil saber el numero exacto de seguidores”.
Sin embargo, las personas consultadas aseguran que la sociedad muestra un interés cada vez mayor por él.
La propia Aitziber Conesa reconoce que “el paganismo ha ido ganado protagonismo en el panorama público en los últimos 10 años”.
Y pone como ejemplo la invitación que al ayuntamiento de Barcelona ha cursado a PFI España en 2oo9, para asistir a la presentación de una revista centrada en la diversidad religiosa de la ciudad condal.
También Jose Luis Nuag admite este lento resurgir, achancándolo a la falta de libertad religiosa que impero en España durante décadas.
Otra fuente fiable para verificar este aumento de seguidores es Luna Celta, tienda ubicada en Madrid, desde donde abastece por correo postal a numerosas comunidades paganas españolas de los elementos necesarios para realizar sus rituales, como velas, cunecas y otros objetos.
Su propietaria, Rosa M. Carvajal, asegura que las ventas han ido creciendo pese a la actual crisis, subrayando que, por su experiencia, esta religión “va siendo cada vez mas aceptada por gentes de todas las edades, profesiones y niveles sociales”.
Reivindicando la familia
Sin embargo, algunos paganos aún deben hacer frente a muchos miedos y tergiversaciones sociales.
Entre ellas, la relación falsa antes comentada con el mundo esotérico, el mercantilismo feroz que utiliza el paganismo para elaborar series de televisión juegos de rol desvirtuados, la influencia de tradiciones procedentes de EE.UU. – que amenazan con sepultar las propias de España – o las reticencias en algunos paganos a mostrar sus creencias a vecinos, amigos o familiares por el sempiterno miedo al qué dirán.
Algo, esto último, contra lo que la PFI España intenta combatir, asegurando en uno de sus documentos que “las religiones paganas son herederas directas de cultos de la fertilidad, sistemas de valores, prácticas y culto centrados, precisamente, en la familia”.
Y es para solventar estas dificultades, que los distintos grupos, rogamos españoles se han ido uniendo en diferentes asociaciones, como las ya mencionadas PFI España y Sorginkoba, desde donde se publican magazines y se organizan actividades como salidas, reuniones, charlas , conferencias, días de convivencia en la montaña…
Aspectos cruciales para el buen conocimiento y el resurgir del paganismo, aunque, en el fondo, muchos de ellos quizá piensen como Verónica Bravo, cuando asegura que para ser feliz, “estar al aire libre, sentir la energía del lugar, es lo único que necesito”.
Más Info
- Federación Pagana Internacional (PFI España) www.pfi-esp.org
- Arcanus España Magica arcanus.e.m@gmail.com
Anexos
Reminiscencias de un pasado remoto
Aunque no lo creamos, son muchas las tradiciones estrictamente paganas que todos continuamos celebrando, sin que conozcamos su verdadero origen. Perfecto ejemplo de ello lo encontramos en La Navidad.
Antiguamente, durante ese día se conmemora la llegada del invierno, la entrada en un nuevo ciclo de la naturaleza.
Pero fue el influjo del cristianismo el que modificó su sentido original, pasando dicha festividad del día 21 al 24, asegurándose que ésa fue la fecha en la que Jesús llegó al mundo.
Era un medio de comunicación una fiesta a la que los paganos del momento no estaban dispuestos a renunciar.
Sin embargo, aunque el cristianismo triunfara en esa “batalla”, muchos lugares de España mantienen tradiciones paganas relacionadas con este día, como la decoración del típico árbol navideño, la quema del “tronco de Navidad” o la llegada de personajes ficticios tan pintorescos como el Olentzero en el País Vasco.
También la noche de San Juan el día de Todos los Santos o los carnavales poseen un fuerte influjo pagano, así como muchas festividades rurales aun vigentes relacionadas con la recolección, la siembra o la cría de los animales, como la Rapa das bestas en Galicia o la Fiesta de la vendimia en La Rioja.
El Neopaganismo
Los estudiosos mas heterodoxos del mundo pagano, denominan neopaganismo al nuevo resurgir de este conjunto de creencias antiguas diferenciándolo así del paleopaganismo – los cultos originarios en los que se basan los actuales – y del mesopaganismo. Movimiento que quiso extraer de los cultos originales determinados aspectos en su provecho propio, como fue el caso de la francmasonería, la teosofía o la santería-.
Este neopaganismo surgió en el s. XIX, cuando despunta un interés por retomar los antiguos cultos vikingos y druídicos; época que también coincidió con el nacimiento del espiritismo y de movimientos ocultistas como La Orden de la Aurora Dorada.
Ya en la década de los años veinte del pasado siglo, la antropóloga Margaret Murray dio a conocer sus estudios sobre la brujería como religión, abriendo el camino a otros autores como Gerald B. Gardner y su libro La Brujería Hoy, donde habló de las creencias brujeriles en el área inglesa de New Forest, describiéndose el sí mismo como un brujo en la zona.
El libro despertó el interés de los medios de comunicación y del gran público, no sólo por la brujería, sino por las antiquísimas creencias paganas de Europea, explotando esa curiosidad de forma creciente desde los años 80 hasta la actualidad.
Paganismo en España y el en mundo
La presencia del paganismo en España difiere dependiendo de la zona en la que se viva, siendo mayoritaria en grandes ciudades como Madrid.
Entre comunidades, destacan Euskadi, Cataluña y Galicia, junto a otras como Andalucía, donde las creencias paganas se han introducido o extendido gracias a la inmigración.
Respecto al resto del mundo, son los países anglosajones y los del norte europeo los que con más fuerza han sentido tal revivir, destacando las naciones escandinavas con su pasado vikingo, la Alemania de los ritos germánicos y las siempre apasionantes Irlanda y Escocia, dado su fortísimo influjo celta.

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